lunes, 3 de diciembre de 2018

The Walking Dead. Volumen 6: Esta penosa vida. - ¿Evolución o involución de personajes?

 La Sinopsis:
¿Cuántas horas tiene un día, cuando no te pasas la mitad de ellas mirando la televisión? ¿Cuándo fue la última vez que uno de nosotros verdaderamente se esforzó por conseguir algo que quería? ¿Cuánto ha pasado desde que alguno de nosotros realmente necesitó algo que quería?
El mundo que conocíamos ha desaparecido.
El mundo del comercio y las necesidades frívolas ha sido reemplazado por un mundo de supervivencia y responsabilidades.
Una epidemia de proporciones apocalipticas arrasó con el planeta haciendo que los muertos se levanten y se alimenten de los vivos.
En solo unos pocos meses la sociedad se ha derrumbado.
No hay Gobiernos, no hay tiendas ni negocios, no hay correo, no hay TV por cable.
En un mundo dominado por los muertos, finalmente fuimos forzados a empezar a vivir.

La Edición:
Sexto Tomo de la Edición Nacional de The Walking Dead de la
Editorial Ovni Press. 2013.
 La Reseña o Valoración Personal: 
Robert Kirkman había dicho en el prólogo de la edición del primer volumen que la historia iba a presionar tanto a Rick que, llegaría un punto en el que, si volvíamos al primer número, nos íbamos a encontrar a un personaje totalmente diferente.
Es que el personaje ha pasado por mucho, y ha perdido mucho (Literal y figurativamente). Es de esperar que todo lo vivido hasta ahora lo haya cambiado como hombre, para bien o para mal. Eso es algo que el lector deberá juzgar.
En Woodbury, bajo el dominio del Gobernador, no todo es color de rosas. De hecho, hay mucha gente descontenta con la forma en la que se hacen las cosas y ya estan bastante cansados de vivir en la sumisión.
Así es como un guardia de apellido Martinez, el Doctor Stevens (Encargado de curarle la mutilación a Rick) y su secretaria Alice, deciden rescatar a Glenn y a Michonne para fugarse de la ciudad y volver a la prisión.
Michonne decide no acompañar al grupo, pues necesita fervientemente saldar los asuntos pendientes con el Gobernador, por todo lo que la había hecho sufrir.
No solo hablamos de violación y tortura física y psicológica.
Antes del rescate, el Gobernador había hecho pelear a Michonne en su arena zombie, donde la chica debía perder a propósito. Terminó por llevarse la sorpresa del siglo, ya que Michonne no solo ganó el combate, sino que los mató a todos, zombies y concursantes por igual.
Fue poco el tiempo que conocimos a Michonne, y tampoco fue que supimos demasiado de su historia antes del Apocalipsis. Aún así, en este tomo queda evidencia que posee un perturbador y preocupante lado oscuro.
Michonne se encuentra con el Gobernador en su departamento, y lo tortura de mil formas inimaginables, retribuyéndole cada una de las cosas que el hombre le hizo a ella... y con creces.
Es una escena fuerte y violenta, que derrama sangre a raudales y que no es muy apto para personas que puedan impresionarse facilmente.
Michonne usa taladro, pinzas, martillo, soplete y su katana para cortar, apuñalar, quemar, golpear y desmembrar el cuerpo del Gobernador en un ataque de furia que, si bien puede parecer un acto aislado movido por la ira y el deseo de venganza, lo cierto es que se lleva a cabo con una fría y calculadora precisión.
Unos guardias interrumpen su tortura, por lo que Michonne debe abandonar Woodbury sin tener la absoluta certeza de haber matado a su presa.
Finalmente alcanza a Rick y al grupo (Quienes perdieron al Dr. Stevens antes de salir de la ciudad) , y todos los vuelven a la prisión solo para descubrir que ha sido invadida por una horda de zombies.
Por supuesto, no les toma mucho tiempo volver a poner las cosas en orden y, mientras Glenn le pide casamiento a Maggie, en algún lugar de la prisión, Rick cae en la cuenta de que no ha visto a Martinez desde hace un tiempo largo, y su intuición le hace pensar en el peor escenario: Martinez ofició de doble agente, para que lo guien hasta la prisión, y así poder traer a toda la gente de Woodbury.
Al descubrir esto, Rick da rienda suelta a su furia, busca a Martinez, con la minivan de Dale y, ni bien lo encuentra, no lo piensa ni un solo segundo y decide matarlo.
Es allí dónde vemos cuánto ha cambiado el personaje. Ya no es el Rick amigable y confiado que acogió a Tyreese casi sin conocerlo, confiando de buenas a primeras y casi de manera automática. Y, si bien reconoció que confió un poco en Martinez, tampoco es que tuvo problemas para matarlo si con eso va a proteger a su familia.
El personaje de Rick crece, cambia y se desarrolla, pero, en lugar de darse una evolución, este parece tocar fondo más y más rápido, sufriendo más bien una especie de involución.
Es el mismo Rick quien le confiesa a su esposa que no siente ninguna culpa a la hora de matar, que no tendría problemas en matar a cualquiera de los del grupo si siente que, de alguna forma, Lori pueda estar segura y a salvo. De hecho, la humanidad de Rick parece haber quedado tan atrás que la muerte ya no lo sorprende como antes y que, además, hasta le es medio indiferente. Ya no se siente atado a ningún tipo de moral o de Ley, excepto tal vez la ley de la supervivencia del más fuerte.
The Walking Dead nos ha demostrado, en unos cuantos tomos, que hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos, pues estos pueden hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir.
Es por eso que, al final, Rick reune a todo el grupo para contarles lo que el Gobernador les hizo cuando fueron sus prisioneros. Afirmando que, si este grupo alguna vez los atacara (Lo cual no es probable que suceda pronto, puesto que Martinez no volverá y ellos no tienen la ubicación exacta de la prisión) deben estar preparados, para lo que sea que se venga.
Así, lector, otro tomo de The Walking Dead se va, y esta vez consigue 8 Mollitos.



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