La Sinopsis:El Espectro, la héroe que personifica la Ira de Dios, se ha quedado sin anclaje mortal que aplaque su violencia. Así pues, los héroes de la Tierra emprenden la búsqueda de un alma afín, pero hay ciertos candidatos muy pocos deseables. Por otra parte, en el futuro, un hombre llamado Gog emprende una cruzada personal contra un Superman ya veterano que ha resurgido de sus cenizas rodeado por héroes de una nueva generación.
Este volumen incluye las sagas El Día del Juicio, escrita por Geoff Johns (Liga de la Justicia) y dibujada por Matt Smith (Starman), y The Kingdom, secuela de Kigdom Come realizada por Mark Waid (Flash: Velocidad Terminal) y artistas como Jerry Ordway (Crisis Infinita) o Frank Quitely (El Multiverso).
La Edición:
La Reseña o Valoración Personal:El Día del Juicio es uno de los primeros comics escritos por Geoff Johns para DC Comics allá por 1991. Por esos tiempos Johns era realmente joven y nadie podía imaginar que se convertiría en el arquitecto de la continuidad de DC en los años por venir.
La historia comienza cuando Asmodel, un ángel rebelde que es prisionero en el infierno de Nerón, se libera con ayuda del demonio Etrigan y, de alguna forma, termina fusionándose con el Espectro y, como si se tratara de una especie de Godzilla feroz, comienza a destruir New York, trayendo el infierno a la Tierra.
Un plantel de héroes bastante particular y variado serán los encargados de detenerlo.
Obviamente que estamos ante una historia que fue pensada como un evento, con todo lo que eso convella. Todo debe ser tremendamente épico y todo debe generar spin offs. Hay que decir que, pese a notarse que Johns aún era bastante novato, el producto ofrecido es más que decente y entretiene bastante.
Johns toma a diferentes héroes del universo de DC y forma una especie de Justice League Dark, bajo el nombre de Los Centinelas de la Magia. Es como si el guionista ya tuviera un don natural para revitalizar o sacar del olvido a ciertos personas, mucho antes de Green Lantern o Flash.
La acción se encuentra muy bien distribuida a lo largo de la toda la historia, con un ritmo bastante dinámico los eventos nos llevan al cielo, al infierno, al purgatorio e, incluso, al espacio exterior, siendo la Tierra el foco central de todo. Esta compartimentación es, pues, aprovechada por el autor que se encarga de que cada personaje tenga su momento de gloria sin que ninguno quede relegado o despreciado. Hay que decir que esto es algo verdaderamente dificil de lograr en un evento de estas caraterísticas, donde la participación de los héroes es por demás multitudinaria. De todas formas todo sucede de una manera tan brusca y precipitada que, aunque uno pueda ver algunas pinceladas de magia del Geoff Johns que todos conocemos, aún quedaría muchísimo camino por recorrer.
Lo peor de la obra es sin duda alguna el dibujante Matt Smith, en cuyo trazo intenta imitar el estilo de Mike Mignola pero solo se queda en una pálida sombra incoherente y estática que se carga buena parte de la obra con unos dibujos feos y que, más que crear un clima, lo destruye por completo.
7 Mollitos.
La siguiente obra que contiene este tomo es ni más ni menos que The Kingdom, secuela de la famosísima obra Kingdom Come, ambas de Mark Waid. Es bastante extraño hablar de la segunda parte de una historia que, si bien la leí hace mucho y más de una vez, aún no reseñé. Pero como tengo pensado reseñar Kingdom Come, y la verdad es que no tenía pensado leer la secuela tan pronto, vamos a hacer de cuenta que todos sabemos de lo que estamos hablando y enfocarnos solo en la historia que hoy nos compete: The Kingdom.
La premisa es bastante interesante. El incidente de Kansas que casi acabó con toda la población en Kingdom Come, es el evento del cual surge esta secuela.
Un joven llamado William, un superviviente de esa catátrofe, es ahora un adulto que predica una especie de religión que tiene como centro al buen Superman, resaltando más que nunca el carácter mesiánico del personaje. Pero pronto y debo a una complicada y hasta cierto punto inexplicable inciativa de un grupo de seres poderosos conocidos como la Quintaesencia (formado por: Shazam, Ganther, Zeus, Highfather y el Fantasma Errante. Sí señores, busqué los nombres en Google) William recibe un poder inimaginable. Como consecuencia se convierte en Gog, y tras una perdida de fe, tendrá como objetivo principal acabar con Superman en todos los puntos de la línea temporal, viajando hacia atrás en el tiempo día a día. Y eso, por supuesto, no es bueno.
Así pues, los héroes del futuro y los del presente unen fuerzas para evitar que la existencia del Hombre de Acero sea borrada, con todas las consecuencias que eso podría traer consigo, claro. La verdad que la idea en sí, si bien pierde bastante solemnidad y esa cuota de magnificencia y realidad que ya caracterizaba a Kingdom Come, no es del todo mala, pero el planteamiento se puede tornar confuso conforme uno avanza en la lectura. Lo mismo sucede en el apartado gráfico, el cual supone un cambio radical conforme la primera parte, ya que aquí Alex Ross es reemplazado por un ejercito de dibujantes que varían tanto que es imposible que la historia se decante por un estilo. Los héroes que Alex Ross nos presentaba casi como deidades, aquí lucen más comunes y tradicionales.
Otro punto a resaltar es que aquí no estamos hablando de una gran historia, sino más bien de una historia corta que se encuentra complementada por un montón de tien-ins que se centran en resaltar el concepto de "legado" pero que, honestamente se sienten a relleno y aportan poco y nada, a la hora de redondear.
Muchas de las situaciones parecen suceder "porque sí" o, al menos, sin ningún motivo aparente, y esto puede confundir bastante al lector en más de un sentido. Por momentos pareciera que Mark Waid necesitara un número extra para redondear sus ideas.
Al final de la lectura, uno se queda con la sensación de que esta secuela puede ser muchas cosas, menos una secuela, y compararlas es casi injusta. Kingdom Come se encuentra, por mucho, a un nivel bastante superior y, la verdad, la conexión entre ambas obras se siente más que nada anecdótica. O al menos yo lo sentí de esa forma.
6 Mollitos.
Este volumen incluye las sagas El Día del Juicio, escrita por Geoff Johns (Liga de la Justicia) y dibujada por Matt Smith (Starman), y The Kingdom, secuela de Kigdom Come realizada por Mark Waid (Flash: Velocidad Terminal) y artistas como Jerry Ordway (Crisis Infinita) o Frank Quitely (El Multiverso).
La Edición:
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Quinto tomo de la colección Sagas. Editorial Salvat. |
La historia comienza cuando Asmodel, un ángel rebelde que es prisionero en el infierno de Nerón, se libera con ayuda del demonio Etrigan y, de alguna forma, termina fusionándose con el Espectro y, como si se tratara de una especie de Godzilla feroz, comienza a destruir New York, trayendo el infierno a la Tierra.
Un plantel de héroes bastante particular y variado serán los encargados de detenerlo.
Obviamente que estamos ante una historia que fue pensada como un evento, con todo lo que eso convella. Todo debe ser tremendamente épico y todo debe generar spin offs. Hay que decir que, pese a notarse que Johns aún era bastante novato, el producto ofrecido es más que decente y entretiene bastante.
Johns toma a diferentes héroes del universo de DC y forma una especie de Justice League Dark, bajo el nombre de Los Centinelas de la Magia. Es como si el guionista ya tuviera un don natural para revitalizar o sacar del olvido a ciertos personas, mucho antes de Green Lantern o Flash.
La acción se encuentra muy bien distribuida a lo largo de la toda la historia, con un ritmo bastante dinámico los eventos nos llevan al cielo, al infierno, al purgatorio e, incluso, al espacio exterior, siendo la Tierra el foco central de todo. Esta compartimentación es, pues, aprovechada por el autor que se encarga de que cada personaje tenga su momento de gloria sin que ninguno quede relegado o despreciado. Hay que decir que esto es algo verdaderamente dificil de lograr en un evento de estas caraterísticas, donde la participación de los héroes es por demás multitudinaria. De todas formas todo sucede de una manera tan brusca y precipitada que, aunque uno pueda ver algunas pinceladas de magia del Geoff Johns que todos conocemos, aún quedaría muchísimo camino por recorrer.
Lo peor de la obra es sin duda alguna el dibujante Matt Smith, en cuyo trazo intenta imitar el estilo de Mike Mignola pero solo se queda en una pálida sombra incoherente y estática que se carga buena parte de la obra con unos dibujos feos y que, más que crear un clima, lo destruye por completo.
7 Mollitos.
La siguiente obra que contiene este tomo es ni más ni menos que The Kingdom, secuela de la famosísima obra Kingdom Come, ambas de Mark Waid. Es bastante extraño hablar de la segunda parte de una historia que, si bien la leí hace mucho y más de una vez, aún no reseñé. Pero como tengo pensado reseñar Kingdom Come, y la verdad es que no tenía pensado leer la secuela tan pronto, vamos a hacer de cuenta que todos sabemos de lo que estamos hablando y enfocarnos solo en la historia que hoy nos compete: The Kingdom.
La premisa es bastante interesante. El incidente de Kansas que casi acabó con toda la población en Kingdom Come, es el evento del cual surge esta secuela.
Un joven llamado William, un superviviente de esa catátrofe, es ahora un adulto que predica una especie de religión que tiene como centro al buen Superman, resaltando más que nunca el carácter mesiánico del personaje. Pero pronto y debo a una complicada y hasta cierto punto inexplicable inciativa de un grupo de seres poderosos conocidos como la Quintaesencia (formado por: Shazam, Ganther, Zeus, Highfather y el Fantasma Errante. Sí señores, busqué los nombres en Google) William recibe un poder inimaginable. Como consecuencia se convierte en Gog, y tras una perdida de fe, tendrá como objetivo principal acabar con Superman en todos los puntos de la línea temporal, viajando hacia atrás en el tiempo día a día. Y eso, por supuesto, no es bueno.
Así pues, los héroes del futuro y los del presente unen fuerzas para evitar que la existencia del Hombre de Acero sea borrada, con todas las consecuencias que eso podría traer consigo, claro. La verdad que la idea en sí, si bien pierde bastante solemnidad y esa cuota de magnificencia y realidad que ya caracterizaba a Kingdom Come, no es del todo mala, pero el planteamiento se puede tornar confuso conforme uno avanza en la lectura. Lo mismo sucede en el apartado gráfico, el cual supone un cambio radical conforme la primera parte, ya que aquí Alex Ross es reemplazado por un ejercito de dibujantes que varían tanto que es imposible que la historia se decante por un estilo. Los héroes que Alex Ross nos presentaba casi como deidades, aquí lucen más comunes y tradicionales.
Otro punto a resaltar es que aquí no estamos hablando de una gran historia, sino más bien de una historia corta que se encuentra complementada por un montón de tien-ins que se centran en resaltar el concepto de "legado" pero que, honestamente se sienten a relleno y aportan poco y nada, a la hora de redondear.
Muchas de las situaciones parecen suceder "porque sí" o, al menos, sin ningún motivo aparente, y esto puede confundir bastante al lector en más de un sentido. Por momentos pareciera que Mark Waid necesitara un número extra para redondear sus ideas.
Al final de la lectura, uno se queda con la sensación de que esta secuela puede ser muchas cosas, menos una secuela, y compararlas es casi injusta. Kingdom Come se encuentra, por mucho, a un nivel bastante superior y, la verdad, la conexión entre ambas obras se siente más que nada anecdótica. O al menos yo lo sentí de esa forma.
6 Mollitos.
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