¿Puede Batman existir sin el Joker?
¿Puede el Joker existir sin Batman?
La enemistad más famosa del mundo del comic da un paso adelante en La Broma Asesina, una obra maestra de los años ochenta, recientemente adaptada en forma de película de animación, que aborda esta espinosa cuestión con motivo de una de las peores fechorías cometidas por el Príncipe Payaso del Crimen. Descubre de qué se trata en esta historia intemporal escrita por Alan Moore (Watchmen) y dibujada por Brian Bolland (Camelot 3000)
El volumen se completa con otra pequeña joya aclamada por la crítica: Rostros, obra de Matt Wagner (Batman/Superman/Wonder Woman: Trinidad) donde el Caballero Oscuro se ve las caras con un Dos Caras más desquiciado que nunca.
La Edición:
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Portada de Batman: La Broma Asesina/Rostros. Edición Colección ECC/Salvat. |
Poco podemos decir de la edición que ya no hayamos marcado en reseñas anteriores. El libro respeta la misma línea de calidad que sus antecesores de la colección, pero con el aditivo de que esta vez nos ofrece dos historias autoconclusivas, lo cual personalmente me parece un grandísimo logro y es altamente bienvenido, pues permite que un precio bastante accesible uno pueda acceder a historias que, tal vez, te la pienses dos veces antes de comprar en alguna librería o comiqueria.
No me malentiendan, no busco desprestigiar a ninguna de las dos historias. Pero si es verdaderamente cierto que, si debo hacer balanza a la hora de comprar, probablemente Rostros no se encuentre entre mis prioridades ni por casualidad.
Y no porque me desagrade el trabajo de Matt Wagner, sino más bien porque, desde mi punto de vista totalmente subjetivo, no me parece un de las historias más relevantes del Hombre Murciélago, ni del autor.
Entretiene, sí, pero no es ni por asomo de esos comics que se puede tildar de "Imprescindibles".
Por eso se agradece que esta colección se disponga a recopilar este tipo de historias cuando la historia principal no es lo suficientemente larga para llenar un tomo entero. Además de Rostros, el tomo contiene la historia corta que Brian Bolland escribió para la linea Batman Black&White (coloreado, eso sí) donde el autor nos ofrece una mirada bastante particular sobre cómo el Hombre Murciélago puede afectar ciertas vidas sin notarlo siquiera.
Muchos más no hay para decir sobre esta edición, más allá de que sigue la línea de sus compañeras ya reseñadas. Siendo el tomo cuarto de la colección.
Sí hay que dedicarle cierto interés a la cuestión del coloreado.
Por lo que Brian Bolland deja entrever en la Introducción de este tomo, nunca estuvo demasiado convencido del color súper saturado y chillón que tuvo la historia por primera vez, cuando salió a la venta.
Razón de lo cual, cuando le comunicaron que estaban pensando en llevar a cabo una reedición, lo primero que pidió es la oportunidad de poder corregir el tema del color.
Es curioso, la verdad, pero debo admitir que, personalmente, me gustan ambos coloreados. La historia original, de la cual pueden ver aquí mi antiquisima edición argentina de Perfil, tiene un color poderoso, atronador, que no te deja para nada indiferente y que, a pesar de que pueda "cargarse" ciertos momentos en los que tal vez debía imperar la sobriedad, te inunda la vista con tanta potencia que verdaderamente no te permite dejar de leer.
El color de la nueva edición, en cambio, es más serio, más sobrio, más cuidado y, si se quiere, más realista. La vista de uno no se tan saturada y te permite tomarte la molestia de admirar los dibujos sin perderte ningún tipo de detalle. Además consigue verdaderamente imbuir al lector en todos los climax de una manera más sutil y real, con un golpe de efecto más progresivo y no tan radical.
Esto se puede observar mayormente al final, donde se sucede el momento más polémico y contradictorio de la historia, cómo gracias al color uno puede observar que las interpretaciones se abren a mayores posibilidades aún que si solo nos centraramos en el argumento que, de por sí, ya deja en el aire la pregunta que el lector deberá proceder a responder como mejor le parezca o entienda. Al final de la reseña dejaré el final de la historia con el color original, para que lean, aprecien y decidan si esos colores son un acierto o, más bien, un error corregido por la nueva edición.
No me malentiendan, no busco desprestigiar a ninguna de las dos historias. Pero si es verdaderamente cierto que, si debo hacer balanza a la hora de comprar, probablemente Rostros no se encuentre entre mis prioridades ni por casualidad.
Y no porque me desagrade el trabajo de Matt Wagner, sino más bien porque, desde mi punto de vista totalmente subjetivo, no me parece un de las historias más relevantes del Hombre Murciélago, ni del autor.
Entretiene, sí, pero no es ni por asomo de esos comics que se puede tildar de "Imprescindibles".
Por eso se agradece que esta colección se disponga a recopilar este tipo de historias cuando la historia principal no es lo suficientemente larga para llenar un tomo entero. Además de Rostros, el tomo contiene la historia corta que Brian Bolland escribió para la linea Batman Black&White (coloreado, eso sí) donde el autor nos ofrece una mirada bastante particular sobre cómo el Hombre Murciélago puede afectar ciertas vidas sin notarlo siquiera.
Muchos más no hay para decir sobre esta edición, más allá de que sigue la línea de sus compañeras ya reseñadas. Siendo el tomo cuarto de la colección.
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Contraportada del libro. |
Por lo que Brian Bolland deja entrever en la Introducción de este tomo, nunca estuvo demasiado convencido del color súper saturado y chillón que tuvo la historia por primera vez, cuando salió a la venta.
Razón de lo cual, cuando le comunicaron que estaban pensando en llevar a cabo una reedición, lo primero que pidió es la oportunidad de poder corregir el tema del color.
Es curioso, la verdad, pero debo admitir que, personalmente, me gustan ambos coloreados. La historia original, de la cual pueden ver aquí mi antiquisima edición argentina de Perfil, tiene un color poderoso, atronador, que no te deja para nada indiferente y que, a pesar de que pueda "cargarse" ciertos momentos en los que tal vez debía imperar la sobriedad, te inunda la vista con tanta potencia que verdaderamente no te permite dejar de leer.
El color de la nueva edición, en cambio, es más serio, más sobrio, más cuidado y, si se quiere, más realista. La vista de uno no se tan saturada y te permite tomarte la molestia de admirar los dibujos sin perderte ningún tipo de detalle. Además consigue verdaderamente imbuir al lector en todos los climax de una manera más sutil y real, con un golpe de efecto más progresivo y no tan radical.
Esto se puede observar mayormente al final, donde se sucede el momento más polémico y contradictorio de la historia, cómo gracias al color uno puede observar que las interpretaciones se abren a mayores posibilidades aún que si solo nos centraramos en el argumento que, de por sí, ya deja en el aire la pregunta que el lector deberá proceder a responder como mejor le parezca o entienda. Al final de la reseña dejaré el final de la historia con el color original, para que lean, aprecien y decidan si esos colores son un acierto o, más bien, un error corregido por la nueva edición.
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Batman: La Broma Asesina. Edición Argentina de Editorial Perfil. Toda una joya |
La Reseña o Valoración Personal:
Hace unos años, en un podcast de Kevin Smith, Grant Morrison realiza una declaración que, sencillamente, termina por romper la Internet.
Y la verdad es que, debemos decir, que Grant Morrison no está demasiado equivocado. No nos olvidemos que el escoces tiene cierta autoridad para hablar de Batman, lo conoce hace bastante tiempo y su etapa, si bien podemos decir que puede ser polémica para algunos, o pretenciosa para otros, no deja de ser altamente entretenida.
Hace unos años, en un podcast de Kevin Smith, Grant Morrison realiza una declaración que, sencillamente, termina por romper la Internet.
Y la verdad es que, debemos decir, que Grant Morrison no está demasiado equivocado. No nos olvidemos que el escoces tiene cierta autoridad para hablar de Batman, lo conoce hace bastante tiempo y su etapa, si bien podemos decir que puede ser polémica para algunos, o pretenciosa para otros, no deja de ser altamente entretenida.
Pero bien, ¿qué fue lo que dijo Morrison?: Simplemente declaró que, para él, al final de La Broma Asesina Batman asesina al Joker.
Antes de rasgarnos las vestiduras ante tamaña declaración no dejemos de pensar que algo de razón tiene.
Antes de rasgarnos las vestiduras ante tamaña declaración no dejemos de pensar que algo de razón tiene.
A ver, hay cosas que son innegables. Una de ellas es la absoluta certeza que tiene Batman a lo largo de toda la historia de que, tarde o temprano, el Joker o él iban a morir el uno a manos del otro. Es interesante como Moore plantea el inicio de la historia de forma tal que uno no puede más que pararse a pensar: Momento ¿es la primera vez que Batman recae en esto? Lo cierto es que pareciera que sí. O por lo menos es la primera vez en la que parece que está más decidido a tratar de razonar con su peor enemigo.
La muerte es una constante en la obra, así como también lo es la locura en su más retorcido esplendor.
No es para nada raro que si nos planteamos con esas dos palabras como base, Muerte y Locura, el razonamiento de Grant Morrison nos suene aún más razonable.
La muerte es una constante en la obra, así como también lo es la locura en su más retorcido esplendor.
No es para nada raro que si nos planteamos con esas dos palabras como base, Muerte y Locura, el razonamiento de Grant Morrison nos suene aún más razonable.
Batman asesina al Joker al final de la historia.
Por eso el nombre de La Broma Asesina. El Joker le cuenta a Batman la broma final. La broma definitiva. Y Batman ríe con él. Mientras las sirenas de la policía se acercan, y Batman y el Joker ríen, tal vez conscientes por primera vez de que ambos están más cerca el uno del otro de lo que de verdad les gustaría admitir, Batman simplemente pone sus manos sobre el cuello del Joker y lo asesina, le quiebra el cuello, lo ahorca, poco importa eso. La cámara se desenfoca y las risas se apagan. El escenario poco a poco se va sumiendo en la oscuridad.
Como bien dijo el amigo Grant, y como bien lo creo yo también, Alan Moore escribió, secretamente, la última historia de Batman y el Joker. Y, por más que la historia se encuentre insertada en cierto "Canón" que se debe respetar, que de hecho la historia solo se inserta en continuidad por las consecuencias que esta tiene sobre Barbara Gordon, es importante que mantenga su carácter de "intemporal", porque de hecho lo es. Y aunque no pueda saberlo a ciencia cierta, más sí deducirlo, sospecho que así lo planeó Alan Moore también. Es que el final goza de una ambigüedad tan notoria que es el lector el que, al final, debe decidir cómo interpretarlo, cómo leerlo y cómo razonarlo.
La Broma Asesina es una historia profunda y poderosa que ahonda en la relación de Batman y el Joker de forma humana y audaz. Polémico puede ser ese "origen" del Joker, pero no podemos negar que no deja de dotar al personaje de cierta humanidad, y eso al menos en este historia se agradece y es necesario. Lo mismo podemos decir de las motivaciones del Príncipe Payaso del Crimen, empecinado de demostrar lo que él ha aprendido por las malas y que, si no analizamos, tiene una enorme y perturbadora cuota de verdad: Solo se necesita un mal día para volverse loco.
La Broma Asesina es una historia enorme y será de las primeras en llevarse el puntaje mayor: 10 Mollitos.
En cuanto a la otra historia, Rostros de Matt Wagner, asistimos a un encuentro entre Batman y Dos Caras que, como poco, podemos catalogar de bizarra y perturbadora, pero no del todo bien llevada.
Todos conocemos el problema de Dos Caras con la dualidad, forzando sus planes en combinaciones a veces imposibles, todo para responder de la mejor forma posible a su locura por el número dos.
Aquí, Matt Wagner lleva las cosas a otro nivel y nos ofrece una historia donde Batman es más detective que nunca, lo cual se agradece mucho, puesto que a veces en honor a la espectacularidad, nos olvidamos que Batman en verdad es solo un hombre.
Pero Matt Wagner nos ofrece algo más que solo el enésimo encuentro entre Batman y Harvey Dent. Wagner juega con el concepto de un Dos Caras torturado y hasta algo acomplejado por su "deformidad", lo cual lo lleva a reclutar a gente con deformidades o enfermedades que afecten a sus cuerpos a niveles físicos o anatómicos para fundar de esta forma una especie de Isla/País que de cobijo a personas que podemos definir como "con capacidades diferentes", aunque no es ni por asomo el término correcto, honestamente.
Pero para el tercer acto, este concepto que al principio puede parecer interesante y hasta atrapante, se termina desinflando en una revelación que termina por lastrar la postura de Harvey Dent, que parecía tan seguro y decidido sobre sus opiniones y decisiones, convirtiéndose en una especie de morboso caprichoso que solo hace las cosas por una suerte de trágico egoísmo, asegurando que solo él sufre, y si él sufre los demás de seguro deben sufrir también, aunque ese no sea ni por asomo el caso. Y así Dos Caras se termina convirtiendo en un personaje superficial, egoísta y caprichoso.
Pero el camino hasta ese momento es bastante entretenido y atrapante, y los dibujos de Wagner, que parecen sucios y rústicos, de verdad ayudan creando una atmósfera perturbadora y dramática.
Rostros se lleva así 7 Mollitos.
Por eso el nombre de La Broma Asesina. El Joker le cuenta a Batman la broma final. La broma definitiva. Y Batman ríe con él. Mientras las sirenas de la policía se acercan, y Batman y el Joker ríen, tal vez conscientes por primera vez de que ambos están más cerca el uno del otro de lo que de verdad les gustaría admitir, Batman simplemente pone sus manos sobre el cuello del Joker y lo asesina, le quiebra el cuello, lo ahorca, poco importa eso. La cámara se desenfoca y las risas se apagan. El escenario poco a poco se va sumiendo en la oscuridad.
Como bien dijo el amigo Grant, y como bien lo creo yo también, Alan Moore escribió, secretamente, la última historia de Batman y el Joker. Y, por más que la historia se encuentre insertada en cierto "Canón" que se debe respetar, que de hecho la historia solo se inserta en continuidad por las consecuencias que esta tiene sobre Barbara Gordon, es importante que mantenga su carácter de "intemporal", porque de hecho lo es. Y aunque no pueda saberlo a ciencia cierta, más sí deducirlo, sospecho que así lo planeó Alan Moore también. Es que el final goza de una ambigüedad tan notoria que es el lector el que, al final, debe decidir cómo interpretarlo, cómo leerlo y cómo razonarlo.
La Broma Asesina es una historia profunda y poderosa que ahonda en la relación de Batman y el Joker de forma humana y audaz. Polémico puede ser ese "origen" del Joker, pero no podemos negar que no deja de dotar al personaje de cierta humanidad, y eso al menos en este historia se agradece y es necesario. Lo mismo podemos decir de las motivaciones del Príncipe Payaso del Crimen, empecinado de demostrar lo que él ha aprendido por las malas y que, si no analizamos, tiene una enorme y perturbadora cuota de verdad: Solo se necesita un mal día para volverse loco.
La Broma Asesina es una historia enorme y será de las primeras en llevarse el puntaje mayor: 10 Mollitos.
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El final de La Broma Asesina. Editorial argentina Perfil. Con el coloreado original. |
En cuanto a la otra historia, Rostros de Matt Wagner, asistimos a un encuentro entre Batman y Dos Caras que, como poco, podemos catalogar de bizarra y perturbadora, pero no del todo bien llevada.
Todos conocemos el problema de Dos Caras con la dualidad, forzando sus planes en combinaciones a veces imposibles, todo para responder de la mejor forma posible a su locura por el número dos.
Aquí, Matt Wagner lleva las cosas a otro nivel y nos ofrece una historia donde Batman es más detective que nunca, lo cual se agradece mucho, puesto que a veces en honor a la espectacularidad, nos olvidamos que Batman en verdad es solo un hombre.
Pero Matt Wagner nos ofrece algo más que solo el enésimo encuentro entre Batman y Harvey Dent. Wagner juega con el concepto de un Dos Caras torturado y hasta algo acomplejado por su "deformidad", lo cual lo lleva a reclutar a gente con deformidades o enfermedades que afecten a sus cuerpos a niveles físicos o anatómicos para fundar de esta forma una especie de Isla/País que de cobijo a personas que podemos definir como "con capacidades diferentes", aunque no es ni por asomo el término correcto, honestamente.
Pero para el tercer acto, este concepto que al principio puede parecer interesante y hasta atrapante, se termina desinflando en una revelación que termina por lastrar la postura de Harvey Dent, que parecía tan seguro y decidido sobre sus opiniones y decisiones, convirtiéndose en una especie de morboso caprichoso que solo hace las cosas por una suerte de trágico egoísmo, asegurando que solo él sufre, y si él sufre los demás de seguro deben sufrir también, aunque ese no sea ni por asomo el caso. Y así Dos Caras se termina convirtiendo en un personaje superficial, egoísta y caprichoso.
Pero el camino hasta ese momento es bastante entretenido y atrapante, y los dibujos de Wagner, que parecen sucios y rústicos, de verdad ayudan creando una atmósfera perturbadora y dramática.
Rostros se lleva así 7 Mollitos.
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